La idea es que gracias a su facilidad de manejo y el extendido uso de las redes sociales, el usuario pueda grabar y compartir vídeos en alta definición con tomas aéreas en cuestión de minutos con una calidad de 1280x720 de resolución.
La nueva versión ha sido muy mejorada respecto a la que pudimos probar hace algo más de un año. Ahora son más fáciles de manejar y los estabilizadores se han perfeccionado para facilitar maniobras más complejas y arriesgadas.
La aplicación 'AR. FreeFlight 2.0' es la que hace posible la grabación de vídeos o fotos que es posible guardar en el iPhone o smartphone Android, colgarlas en Youtube o pasarlos a una memoria USB utilizando el puerto escondido debajo de la carcasa del cuadricóptero.
Al principio, lo mejor es comenzar a familiarizarse con su uso mediante el sistema 'Absolute Control', muy intuitivo gracias a un magnetómetro 3D que convierte al al smartphone en su punto de referencia. Y a medida que se va teniendo más control sobre la nave, se puede optar por el 'Relative Flight' que permite volar sin puntos de referencia más libremente.
Viene con dos carcasas de contornos realizados en PA66 (un material empleado en el diseño de parachoques de coches).
Tiene el mismo precio que el modelo anterior: 299 euros.
Un avión por su propia naturaleza quiere volar. Un helicóptero ... no quiere volar. Se mantiene en el aire por una variedad de fuerzas y controles que trabajan en oposición el uno al otro, y si hay alguna perturbación en este delicado equilibrio, el helicóptero deja de volar, inmediatamente y desastrosamente. Y tener una cámara con helicóptero es un gran avance.
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