El sistema de dirección está basado en una combinación del tradicional balanceo del tripulante con la pericia necesaria que despliegan los deportistas de snowboard, ya que los pies pueden actuar sobre la parte delantera del trineo para modificar la inercia.
En su diseño ha trabajado el equipo de ingenieros de la compañía Snolo, siguiendo los bocetos previos de Sean Boyd, que han necesitado la friolera de seis años para dar forma definitiva a un vehículo pensado para romper con todo lo que estamos acostumbrados a ver en las cumbres nevadas.
Tiene un peso de tan sólo ocho kilos y es posible plegarlo para transportarlo cómodamente en una bolsa o mochila sin problemas. Está disponible por unos 2.450 euros pero, eso sí, no se romperá jamás y es más que posible que sobreviva a su dueño sin una muesca.
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