'Cruce de caminos' es una pequeña película, que como todas las buenas historias de la literatura y del cine, hace reflexionar y pensar sobre el devenir de la vida, el destino y las casualidades que lo impulsan. Es un film entretenido, bien trabajado, y protagonizado por un trío formado por los dos chicos de moda: Ryan Gosling y Bradley Cooper. La réplica femenina, la da la actriz, en clara proyección interpretativa, Eva Mendes. Todos, bajo la batuta del director Derek Cianfrance, consiguen mantener el interés de un argumento que tal vez resulte tendencioso al gran público, pero que encantará a los cinéfilos de pro, que gozan de las pequeñas producciones, realizadas con el cariño y el cuidado que merece el 'séptimo arte' que aspira a serlo.
La historia es en apariencia simple. Un misterioso piloto de motos, Luke (Ryan Gosling), sale del carnaval ambulante 'Globo de la muerte'' y recorre como un relámpago los callejones de la localidad neoyorquina de Schenectady. Allí se topa con una antigua amante, Romina (Eva Mendes), que acaba de dar a luz. Es entonces cuando surge en Luke la necesidad de redimirse con Romina. Para ello, decide hacerse cargo de lo que considera como su nueva familia. El problema reside en los métodos que escoge para hacerlo. Todo se complica aún más, cuando en el camino de Luke, se cruza el oficial de policía, Avery Cross (Bradley Cooper). Un anodino agente que busca progresar en un departamento de policía plagado de corrupción. El drama se prolonga durante quince años, en los cuales se manifiestan y eternizan los estigmas del pasado. Pero no en sus protagonistas principales, sino en los hijos adolescentes de ambos, que parecen haber heredado los pecados de sus progenitores.
La historia es en apariencia simple. Un misterioso piloto de motos, Luke (Ryan Gosling), sale del carnaval ambulante 'Globo de la muerte'' y recorre como un relámpago los callejones de la localidad neoyorquina de Schenectady. Allí se topa con una antigua amante, Romina (Eva Mendes), que acaba de dar a luz. Es entonces cuando surge en Luke la necesidad de redimirse con Romina. Para ello, decide hacerse cargo de lo que considera como su nueva familia. El problema reside en los métodos que escoge para hacerlo. Todo se complica aún más, cuando en el camino de Luke, se cruza el oficial de policía, Avery Cross (Bradley Cooper). Un anodino agente que busca progresar en un departamento de policía plagado de corrupción. El drama se prolonga durante quince años, en los cuales se manifiestan y eternizan los estigmas del pasado. Pero no en sus protagonistas principales, sino en los hijos adolescentes de ambos, que parecen haber heredado los pecados de sus progenitores.
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