Google nos recuerda que si no llega a ser por los inventos del genial investigador italiano Bartolomeo Cristofori di Francesco, el maravilloso arte de la música no sería tan rico y lleno de matices como lo reconocemos en la actualidad. El doodle animado, representa al genio musical tocando unas notas al piano, uno de los instrumentos que inventó, y que cuando se activa, muestra la maquinaria interior que produce el sonido. En el lateral derecho, una guía nos permite modificar la intensidad y el volumen de la interpretación. Precisamente, ese detalle, es el que hizo al visionario evolucionar desde un instrumento de sonidos suaves a otro que permitiera reproducir además otros más fuertes al mismo tiempo.
Cristofori nació en Padua a principios del siglo XVIII, un 4 de mayo de 1655 para ser exactos. Tras realizar los estudios de música, pasa parte de su juventud como aprendiz del fabricante de violines Nicolo Amati, que fuera maestro de luthiers tan destacados como Antonio Stradivarius, Andrea Guarneri o Jacob Stainer. Al joven artesano pronto le empezó a interesar más innovar en el ámbito de los teclados que en los de cuerda. Así fue como se decidió a montar diferentes tipos de clavicordios con estructuras más complejas. Primero, inventó la espineta con un sistema de cuerdas inclinadas que permitían ahorrar espacio al colocarlo en los limitados huecos dedicados a las orquestas en los teatros. Luego, creó una espineta oval, más pequeño y con cuerdas más largas en la mitad de la caja. Pero su invento más revolucionario fue el arpicembalo, precedente del pianoforte en el que comenzó a trabajar en 1698, y del que solo se conservan tres modelos: uno de 1720 que se conserva el Museo Metropolitan de Nueva York; otro de 1722 en el Museo Nacional de los instrumentos musicales de Roma; y finalmente, uno de 1726 en el Museo Musikinstrumenten de la Universidad de Leipzig.
El invento no tuvo mucho éxito al principio ya que Cristofori lo presentó a Bach, que tras probarlo y componer alguna obra para su interpretación, acabó desechando su concurso en futuras composiciones. Fue Wolfgang Amadeus Mozart el que se rindió a su versatilidad que le permitía tocar estilo piano o con sonido forte, además de la amplia gama de matices entre ambos.
Cristofori nació en Padua a principios del siglo XVIII, un 4 de mayo de 1655 para ser exactos. Tras realizar los estudios de música, pasa parte de su juventud como aprendiz del fabricante de violines Nicolo Amati, que fuera maestro de luthiers tan destacados como Antonio Stradivarius, Andrea Guarneri o Jacob Stainer. Al joven artesano pronto le empezó a interesar más innovar en el ámbito de los teclados que en los de cuerda. Así fue como se decidió a montar diferentes tipos de clavicordios con estructuras más complejas. Primero, inventó la espineta con un sistema de cuerdas inclinadas que permitían ahorrar espacio al colocarlo en los limitados huecos dedicados a las orquestas en los teatros. Luego, creó una espineta oval, más pequeño y con cuerdas más largas en la mitad de la caja. Pero su invento más revolucionario fue el arpicembalo, precedente del pianoforte en el que comenzó a trabajar en 1698, y del que solo se conservan tres modelos: uno de 1720 que se conserva el Museo Metropolitan de Nueva York; otro de 1722 en el Museo Nacional de los instrumentos musicales de Roma; y finalmente, uno de 1726 en el Museo Musikinstrumenten de la Universidad de Leipzig.
El invento no tuvo mucho éxito al principio ya que Cristofori lo presentó a Bach, que tras probarlo y componer alguna obra para su interpretación, acabó desechando su concurso en futuras composiciones. Fue Wolfgang Amadeus Mozart el que se rindió a su versatilidad que le permitía tocar estilo piano o con sonido forte, además de la amplia gama de matices entre ambos.
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