Toyota presentó el año pasado en la Tokio Motor Show la versión final del robot Kirobo que incluso había viajado en 2013 al espacio acompañando al primer astronauta japonés Koichi Wakata en su misión en la Estación Espacial Internacional. La compañía nipona no había despejado dudas sobre cuál sería el destino final de la criatura hasta que hace unos días un directivo de la casa manifestó la intención de lanzar una versión mini que está previsto mostrar en la mayor feria tecnológica de japón, la CEATEC que se celebra del 4 al 7 de octubre en la ciudad de Tokio.
Kirobo mini es un asistente de comunicación que requiere estar vinculado a un smartphone con una cuota mensual de suscripción de aproximadamente 3 euros. Tiene una altura de 10 centímetros y pesa tan sólo 180 gramos. Cuenta con ojos que se iluminan y una voz de timbre similar a la del Androide C3PO de Star Wars. Su principal prestación tiene que ver con la conducción ya que es un eficaz copiloto que consulta los mapas de carretera para ofrecer consejos para llegar a destino por el mejor camino. Pero también es capaz de reconocer expresiones faciales que interpreta en función del estado anímico de la persona que tiene delante. Esto es posible gracias a una cámara frontal asociada a un software que le permite detectar el rostro de las personas para ajustar así su forma de hablar y sus movimientos, ofreciendo respuestas satisfactorias a cada situación. También puede iniciar una conversación informal de forma espontánea recordando incluso anécdotas o historias que se le hubieran contado con anterioridad. Incluso nos avisa del estado de los dispositivos a los que se encuentre conectado como si el móvil se está quedando sin batería o sin combustible en el coche.
Las ventas del nuevo Kirobo mini robot están previstas para comienzos de 2017 en Japón para luego comenzar su distribución en el resto del mundo al precio estimado de 400 euros.
Kirobo mini es un asistente de comunicación que requiere estar vinculado a un smartphone con una cuota mensual de suscripción de aproximadamente 3 euros. Tiene una altura de 10 centímetros y pesa tan sólo 180 gramos. Cuenta con ojos que se iluminan y una voz de timbre similar a la del Androide C3PO de Star Wars. Su principal prestación tiene que ver con la conducción ya que es un eficaz copiloto que consulta los mapas de carretera para ofrecer consejos para llegar a destino por el mejor camino. Pero también es capaz de reconocer expresiones faciales que interpreta en función del estado anímico de la persona que tiene delante. Esto es posible gracias a una cámara frontal asociada a un software que le permite detectar el rostro de las personas para ajustar así su forma de hablar y sus movimientos, ofreciendo respuestas satisfactorias a cada situación. También puede iniciar una conversación informal de forma espontánea recordando incluso anécdotas o historias que se le hubieran contado con anterioridad. Incluso nos avisa del estado de los dispositivos a los que se encuentre conectado como si el móvil se está quedando sin batería o sin combustible en el coche.
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